Artículo actualizado el
4/16/25
El desperdicio alimentario es un fenómeno global con profundas implicaciones económicas, sociales y ambientales. Las cifras y estadísticas revelan la magnitud del problema y subrayan la urgencia de implementar medidas efectivas, como la nueva ley en España, para abordarlo de manera integral.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), aproximadamente un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o desperdicia en todo el mundo.
Esto equivale a cerca de 1.300 millones de toneladas de alimentos al año, una cantidad suficiente para alimentar a millones de personas que sufren de hambre y malnutrición. En la Unión Europea, se estima que se desperdician alrededor de 88 millones de toneladas de alimentos al año, con un costo asociado de 143 mil millones de euros.
El desperdicio de alimentos contribuye significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero, uno de los principales causantes del cambio climático.
Se estima que el desperdicio de alimentos es responsable del 8-10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Además, el desperdicio de alimentos implica un uso ineficiente de los recursos naturales, como el agua y la tierra, utilizados en la producción de alimentos que nunca se consumen.
El desperdicio de alimentos representa una importante pérdida económica a nivel mundial.
Se estima que el costo económico directo del desperdicio de alimentos (excluyendo los costos ambientales y sociales) asciende a 1 billón de dólares al año. Además, el desperdicio de alimentos tiene un impacto social negativo, ya que contribuye a la inseguridad alimentaria y al hambre. En un mundo donde millones de personas carecen de acceso suficiente a alimentos nutritivos, el desperdicio de alimentos es una injusticia que clama por soluciones urgentes y efectivas.
Las cifras sobre el desperdicio alimentario son contundentes y revelan la necesidad de una acción inmediata y coordinada. El desperdicio no solo representa una pérdida económica significativa, sino que también tiene graves consecuencias para el medio ambiente y la sociedad. La nueva ley en España busca abordar este problema de raíz, estableciendo un marco para la prevención, la reducción y la gestión eficiente del desperdicio alimentario.